6000 años del perro en Arte
Sí las notas visuales de la sociedad son indicios de sus valores y prioridades, el perro por supuesto ha sido de gran importancia para humanidad. Las primeras imagines del perro datan aproximadamente de hace 6000 años.
Por primera vez, imágenes canino-parecidas aparecen en las prehistóricas pinturas rupestres de la época paleolítica. Después las imágenes se desarrollan en el arte del antiguo Egipto. También los griegos antiguos han dejado muchas representaciones de galgos, de mastines y de diminutos malteses. Además, hay representaciones impresionantes en relieves murales babilónicos, los cuales ahora se ubican en el Museo Británico.
La presencia del perro en el arte occidental durante los primeros siglos parece bastante accidental: como una parte casual de la vida cotidiana del hombre, donde el perro acompaña al cazador, caballero o al sacerdote; el perro se agacha debajo de la mesa en fiestas y se sienta al lado de la cama de las mujeres… Normalmente en esas pinturas el simbolismo particular se atribuye a las figuras de los perros. Además, la tradición para proyectarles algunas calidades y características humanas era muy común: a veces el perro se representaba el símbolo de buenas calidades humanas como el amor, la fidelidad y la nobleza, a veces de algunas malas, como malicia o depravación.










Empezando con los siglos XV y XVI los artistas comenzaron poco a poco a traer el perro al centro de sus obras y hacerle sujeto primero de algunos retratos muy realísticos de perros coetáneos.





A finales del siglo XVII hasta el siglo XIX, la pintura basada en retratos caninos fue muy prolífica. Muchos pintores de varios países se dedicaban exclusivamente a este tipo de pintura.












Posteriormente, el enorme desarrollo de la pintura canina se revela en el siglo XIX en Inglaterra. Entre ellos, los de la famosa Escuela Inglesa se destacan maestros como George Stubbs(1724-1806), Edwin Landseer(1802-1873), Rosa Bonheur( 1822-1899), George Earl(1824-1908) y su hija Maud Earl(1864-1943). La reina Victoria apoyaba enormemente este género de pintura ya que era una gran amante de la raza canina. Ella encargó una gran cantidad de retratos de sus propias mascotas para decorar las habitaciones de sus múltiples palacios. Esos retratos todavía son un parte de la Colección Real.


“Esas pinturas son las de perros verdaderos…ellos viven y respiran con el brillo del óleo antiguo. Su piel se mueve sobre sus huesos y su sangre lozana corre por sus venas; Están los perros preparados para saltarse del lienzo…” Esta cita de un crítico de arte famoso describe muy precisamente la característica de las obras de esa época. En el arte aparecen los perros particulares, dibujados en la naturaleza con carácter e individualidad como las personas en los retratos clásicos. En esa época había tres principales tipos de retratos caninos: primero los retratos “de caza” en las que el perro se representaba cazando con la actitud muy activa; secundo los retratos “de raza”, cuyos fin era mostrar las características físicas de la raza en particular y el aspecto esplendoroso; y finalmente los retratos “ de mascotas queridas”, cuyos objetivo era el reflejo no solamente de aspecto físico de alguna mascota en concreta, sino sobre todo el de su carácter, de su cualidades simpáticas y únicas. Por supuesto, no siempre los pintores se limitaran estrictamente a las restricciones de un tipo, los mejores ejemplos representan la combinación de la técnica virtuosa y de la actitud cariñosa hacia cada perro.
Obras de George Stubbs:


Obras de Edwin Landseer:




Obras De Gourlay Steell:


Obras de Samuel John Carter:





Obras de Arthur Wardle:


Obras de Maud Earl:

Durante todo el siglo XX, el perro a menudo se pintó tanto en la manera tradicional de retratos “de mascotas queridas” como a un personaje secundario del cuadro. Casi todos los pinores más notables de esa época les pintaron de una forma u otra. Como el arte era muy influido por el Modernismo, los artistas experimentaban mucho con diferentes técnicas y maneras, en los que las formas se alejaban mucho de la realidad.















Obras de Lucien Freud:
Obras de Andrew Wyeth:


Como se dijo alguna vez “El perro está tan firmemente arraigado con la sociedad humana que nunca se perderá, y como el perro y el hombre sigan andando juntos la misma vía, el artista seguirá inmortalizándole en la pintura y escultura por los siglos a venir.”
Quisiera añadir, que espero que en el siglo XXI se continúe esa preciosa tradición de admirar la belleza, gracia y complejidad de perro. Espero que sigamos inmortalizando nuestras queridas mascotas y a través de arte reflexionando sobre su lugar en nuestra vida.